La fragilidad en el adulto mayor es un estado de vulnerabilidad que limita su desempeño en el entorno y lo predispone a la discapacidad. La inactividad se convierte en un actor principal del desarrollo de la fragilidad en el adulto mayor; es un claro marcador de la condición cardiovascular, el deterioro osteo-muscular y la resistencia a la insulina.
Las caídas, como consecuencias adversas de la fragilidad, se vuelven una causa primaria de la discapacidad en las personas mayores. De acuerdo con la Organización Mundial de la salud, se estima que al año se dan 424 000 caídas mortales, lo que indica que las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones no intencionales, por detrás de los traumatismos causados por el tránsito.
Más del 80% de las muertes relacionadas con caídas se registran en países de bajos y medianos ingresos, y más de dos terceras partes de esas muertes se producen en las Regiones del Pacífico Occidental y Asia Sudoriental.
Las mayores tasas de mortalidad por esta causa corresponden en todas las regiones del mundo a los mayores de 60 años.
Más del 80% de las muertes relacionadas con caídas se registran en países de bajos y medianos ingresos, y más de dos terceras partes de esas muertes se producen en las Regiones del Pacífico Occidental y Asia Sudoriental.
Las mayores tasas de mortalidad por esta causa corresponden en todas las regiones del mundo a los mayores de 60 años.
La relevancia de este tema ha llevado a que numerosos estudios encuentren en el Ejercicio Físico una manera eficaz de atender las necesidades de la población mayor en general. Así lo confirma el Documento de consenso sobre prevención de fragilidad y caídas en la persona mayor (España,2014). A su vez A. Casas Herrero y M. izquierdo en 2012 destacaron las pruebas de velocidad de la marcha, time up and go (desarrollado por Podsiadlo), SPPB (Short Performance Battery Test) y fuerza de presión en mano dominante como herramientas esenciales a la hora de comenzar un programa de entrenamiento en población mayor. A continuación podrán ver cómo se lleva a cabo la prueba time up an go y el Short Performance Battery Test:
El entrenamiento de fuerza resalta como una medida preventiva muy potente en la prevención de la fragilidad, incluso en la reversión de la misma en personas mayores. Con el incremento de la fuerza y la masa muscular, el adulto mayor mejora su capacidad funcional y retrasa la situación de discapacidad.
De la misma manera los programas de entrenamiento multicomponente (equilibrio,fuerza, resistencia) se han soportado ampliamente para constituirse en una intervención con mucha eficacia para los adultos mayores frágiles.
En nuestro contexto...
Se estima que que una intervención multicomponente con frecuencia de tres veces por semana y con un volumen de 30 a 45 minutos tienen un mayor beneficios en términos funcionales.
El entrenamiento al 60% de una repetición máxima con la máxima velocidad en esa resistencia tiene efectos beneficioso en la potencia muscular de la persona mayor.
Como entrenadores tenemos la responsabilidad de dosificar las cargas óptimas en el programa de entrenamiento para el adulto mayor.
Es fundamental evaluar de manera continua el proceso del adulto mayor y ajustarlo a sus necesidades específicas.
Debemos promover hábitos saludables y crear una cultura preventiva en la población joven.
Referencias:
La, O. M. S. Nota descriptiva N°344. Octubre 2012
Andradas Aragonés, E., Labrador Cañadas, M. V., Lizarbe Alonso, V., & Molina Olivas, M. (2014). Documento de consenso sobre prevención de fragilidad y caídas en la persona mayor. Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el SNS.
Izquierdo Redín, M., & Casas Herrero, A. (2012). Ejercicio físico como intervención eficaz en el anciano frágil. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 2012, 35 (1). Págs. 69-85.
Izquierdo Redín, M., & Casas Herrero, A. (2012). Ejercicio físico como intervención eficaz en el anciano frágil. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 2012, 35 (1). Págs. 69-85.